No, no es lo mismo: Aprender que Conocer, ni Educar que Formar

humberto@beeon.co

Filosofando en Semana Santa

No es lo mismo Aprender, Conocer, Entender y Comprender.

Tampoco es lo mismo Enseñar, Entrenar, Capacitar, Educar, Formar, Guiar y Desarrollar.

Todas estas palabras, en cada grupo, las usamos como si tuvieran el mismo significado y, aunque el mundo no se acabará por esto, ni nos iremos al infierno, sí vale la pena comprender las diferencias, porque tienen un impacto distinto en los procesos de aprendizaje y crecimiento como seres humanos, así que, manos a la obra:

El Aprendizaje es el proceso que nos lleva de IGNORAR a SABER.

Saber es tener la capacidad de obtener un resultado deseado siempre. Si podemos obtener un resultado deseado algunas veces y otras veces no, entonces aún no sabemos, pero somos menos ignorantes, por lo que estamos en camino de aprender.

El proceso de aprendizaje tiene 3 etapas que son: Conocer, Entender y Comprender. Conocer es percibir algo por primera vez, o tener una noción general. Por ejemplo, podría decir “conozco la teoría de la relatividad”, porque he oído hablar de ella.

Entender es algo más avanzado; es dirigir la atención hacia algo para captar su significado. Es tomar información, relacionarla y encontrarle sentido. Tenemos un papel más protagónico en el proceso. Siguiendo con el ejemplo, podríamos decir "Entiendo la teoría de la relatividad”, porque puedo explicar cómo afecta al tiempo y al espacio.

Comprender es el final del proceso de asimilación del aprendizaje, ya que es cuando integramos todo lo que hemos entendido, para aplicarlo en la práctica, en diferentes escenarios, obteniendo siempre el resultado deseado. Continuando con el ejemplo, diríamos "Comprendo la relatividad”, porque puedo aplicarla en diferentes escenarios científicos y explicar sus implicaciones.

Cuando hemos conocido, entendido y comprendido, hemos aprendido, ya que hemos pasado de ignorar algo, a saber algo. Pero como somos seres trascendentes, el ciclo de aprendizaje no termina cuando nos apropiamos de la sabiduría; termina cuando lo transmitimos a otras personas, de modo que el saber siga existiendo y evolucionando hacia nuevos saberes. Así que, si ya sabes algo, compártelo con más personas, ya que eso aumentará la sabiduría de la humanidad.

Eso nos lleva al otro conjunto de palabras: Enseñar, Entrenar, Capacitar, Educar, Formar, Guiar y Desarrollar. Todas muy valiosas para mí, menos una que no me gusta: FORMAR. Te lo explicaré a medida que las vayamos recorriendo:

Enseñar es señalar o mostrar algo. Es transmitir una información para que otro la aprenda. Típicamente la enseñanza se hace a nivel técnico y su impacto se limita al concepto que se aprende. Por ejemplo, un profesor enseña matemáticas a sus alumnos.

Entrenar es el proceso de desarrollar una habilidad a partir de la repetición. Muy importante porque, como dice el refrán: la práctica hace al maestro. El entrenamiento en enfoca en lo funcional y busca automatizar nuestras acciones, liberando al cerebro para tareas complejas y retos nuevos. Por ejemplo, un futbolista entrena las jugadas que luego pondrá en práctica durante el partido.

Capacitar es el proceso para dejar a una persona apta para realizar una tarea en particular. Normalmente nos capacitamos en técnicas para hacer algo. Las empresas capacitan a sus colaboradores en la forma de ejecutar los procesos, operar una máquina, o liderar un equipo.

Educar es una de las palabras que más amo porque etimológicamente significa “sacar hacia afuera”. Es ayudar a extraer lo que ya existe adentro para que se exprese en el mundo. Todas las personas nacimos con unos talentos únicos, justo los que necesitamos para vivir nuestro propósito personal. Los talentos son como la energía potencial. Están ahí y tienen la capacidad de hacer cosas y generar impacto, pero hay que llevarlos a la acción. El educador acompaña al discípulo a expresar sus talentos en el mundo exterior para convertirlos en fortalezas, en energía cinética, en acción y en impacto. Por eso una persona educada tiene toda la capacidad de trascender, al poner con amor sus talentos al servicio de la humanidad. La mayoría de nosotros no fuimos educados, fuimos formados. Justo la palabra que sigue.

Formar, la famosa palabra que no me gusta. No me gusta porque es “dar forma”, moldear. Para dar forma a algo o alguien es necesario cambiar la forma original; o sea, deformar a esa persona. La formación no se limita al conocimiento. Toca la personalidad y la esencia del individuo. En la mayoría de los colegios y universidades “forman” a sus estudiantes para que “encajen” en el modelo productivo. Esto estuvo bien y fue necesario en la era industrial, pero no en la era actual. Por eso no nos debe parecer extraño que muchas personas sientan que no encajan en este mundo y que casi el 80% de las personas no son felices en sus trabajos. Es porque fueron deformados para encajar, y su ser esencial y real siente dolor por no poderse expresar como en realidad es.

Tengo una consigna que repito en muchas conferencias y talleres que doy a mis clientes: “NECESITAMOS MENOS FORMACIÓN Y MÁS EDUCACIÓN”

Guiar, otra de las palabras que amo, es como enseñar pero acompañando en el proceso. El guía enseña el camino mientras camina con el guiado. El guía da orientación para que los demás descubran sus propias respuestas. Mi propósito personal en la vida es GUIAR y descubrí con gran emoción que lo puedo hacer en cualquier trabajo, en cualquier cargo, en cualquier empresa y en cualquier lugar del mundo. También en cualquier circunstancia. Por otro lado, mi propósito profesional es INSPIRAR LA SALUD INTEGRAL DE LAS ORGANIZACIONES, y para esto me apoyo en mi capacidad para guiar, por lo que mi propósito personal y mi propósito profesional están alineados.

Desarrollar tiene también un significado muy hermoso porque implica un proceso continuo de expansión, evolución y maduración. El desarrollo se da a medida que ponemos en práctica nuestras capacidades, las probamos, nos equivocamos, ajustamos y mejoramos. El desarrollo es un proceso evolutivo y progresivo, por lo que no termina nunca. Como organización, tenemos la responsabilidad de desarrollar permanentemente a nuestros líderes, para que estos desarrollen permanentemente a sus equipos.

Parece como si me la hubiera fumado verde y quisiera armar un trabalenguas inútil con todas estas palabras.

No fumo, y espero que reflexiones sobre las formas que existen para aprender, para pasar de la ignorancia a la sabiduría, que es en últimas el gran propósito que todos compartimos.

Feliz Semana Santa!