Los Millennials y la Felicidad-¿Qué podemos aprender de ellos y qué necesitan ellos aprender?
humberto@beeon.co
Mucho se habla hoy sobre los “Millennials”; esas personas que nacieron siendo ya digitales y que, desde hace ya algunos años, ingresaron al mundo laboral. Para muchas empresas son todo un reto para atraerlos y, más aún, para retenerlos. Tienen fama de ser inestables, tanto laboral como emocionalmente, de ser poco comprometidos y facilistas. De lo que no hay duda es que son una generación muy diferente a las anteriores.
Yo quiero compartirles lo que he aprendido en mi interacción con “Millennials” como facilitador de procesos de formación en la felicidad laboral y como padre de 2 “Millennials”. Este artículo va dirigido a las generaciones anteriores y también a los “Millennials” y procura servir de puente y dar pistas de cómo crear mejores espacios de trabajo para todos.
Quiero comenzar por resaltar las características que aprecio y valoro de esta generación: son muy activos y energéticos. Son colaboradores; sus redes de “networking” son amplias, dinámicas y están esparcidas por todo el mundo. Piensan global. Les gusta la innovación y son bastante eco-amigables. No les interesa mucho tener, pero aman la buena vida. Son grandes consumidores de experiencias y expresan sus emociones más fácilmente.
Desde la perspectiva laboral, buscan el sentido superior a lo que hacen; el propósito. Quieren ser actores principales y generar impacto. Les gusta hacer. Tienen una disposición natural al trabajo colaborativo. No creen en los rangos ni en las jerarquías, no aceptan la imposición y solo aceptan argumentos sólidos. Son emprendedores, por lo que no temen perder su trabajo.
Con todos estos atributos tan poderosos, ¿por qué representan un reto para las empresas?
La fama de inestables y poco comprometidos nace del hecho de que su permanencia promedio en las empresas es mucho más baja que en las generaciones anteriores y, así como entran, salen de un día para otro, con el impacto negativo que genera la alta rotación en las organizaciones.
¿Por qué pasa esto?
Otro atributo de los “Millennials” es que no están dispuestos a sacrificar su felicidad por nada y, si no encuentran en una empresa un entorno en los que se sientan a gusto, se irán sin más demora. En esto son muy superiores a las generaciones anteriores, a quienes nos vendieron un modelo de vida y de éxito basado en el “tener” (tener casa, tener carro, tener TV, etc.), para lo cual estábamos dispuestos a hacer cosas que no nos gustaban (como un trabajo no muy agradable, pero con buena paga) con el fin de generar los ingresos para el “tener”.
Muchos trabajadores hoy en día, con edades en los 40´s y 50´s están comenzando a preguntarse para qué todo lo que hacen y si vale la pena trabajar por una buena paga, en un trabajo que no disfrutan. Estas personas y los “Millennials” comparten algo en común: desean hacer algo que les genere satisfacción y sentido de propósito, por lo que muchos profesionales en sus edades medias están dejando sus trabajos para seguir un llamado superior de su espíritu.
Esta situación tiene dos causas y, por tanto, dos soluciones: una interna y otra externa.
La causa interna es que, ni los “Millennials”, ni nosotros, sabemos ser felices. Tenemos claro que queremos ser felices y disfrutar lo que hacemos, pero no sabemos cómo. Pensamos que seremos felices laboralmente cuando encontremos una empresa y un trabajo con el que nos identifiquemos. Los “Millennials” saltan de una empresa a otra buscando la felicidad que no logran encontrar; incluso deciden seguir el camino del emprendimiento, donde, a veces, tampoco la encuentran.
La solución a esta primera causa es desarrollar las habilidades para aprender a ser felices y darnos cuenta de que, cuando estamos en disposición de aprender a ser felices, casi cualquier sitio es el correcto.
La causa externa es que muchas empresas siguen con una cultura y estilo de liderazgo que funcionó cuando las personas estaban dispuestas a trabajar sin placer, para poder conseguir el “tener”. Para que entendamos, las empresas de la era industrial nos pagaban por “hacer” y, en lo posible, no pensar. Las empresas de la era del conocimiento nos pagaban (o nos pagan) por hacer y pensar y, en lo posible, no sentir. En la era de la cuarta revolución industrial, el conocimiento está en las máquinas y lo que necesitamos son seres humanos integrales, con su hacer, pensar y sentir.
La empresa de la nueva humanidad necesita un estilo de liderazgo diferente. El líder no es el que más sabe; de hecho, aprende al mismo ritmo que su equipo y es participativo. El liderazgo se rota de forma adaptativa dependiendo del reto a resolver, por lo que todos, en algún momento, son líderes. La nueva empresa tiene muy claro su “WHY”; el propósito superior que inspira su existencia y que inspira a otros a ser parte de ese propósito. El dinero no es un objetivo, es un resultado que mide si estamos alineados con el propósito de servir e impactar la comunidad. La nueva empresa invierte en desarrollar en su gente las capacidades para aprender a ser felices en este o en cualquier trabajo.
La misión de los “Millennials”, así ellos mismos no lo tengan claro, es “desafiar” las organizaciones para generar una nueva conciencia y ayudar a transformarlas.
La tarea de las empresas es transformarse en organizaciones “humanizadas” y mantener claro el propósito de existir para servir a la humanidad.
La tarea de todos, incluyendo a los “Millennials” es desarrollar las competencias para aprender a ser felices en todos los frentes de nuestras vidas, incluyendo nuestros trabajos. Así generaremos más riqueza y bienestar para todos.