La mayoría de nosotros fuimos formados para competir, para ganar y que otros no ganen.
Es una filosofía basada en la guerra y en la mentalidad de escasez de que “no hay cama pa´ tanta gente”.
Desde la perspectiva espiritual, basada en la abundancia ilimitada, en la generación de valor compartido y en el propósito trascendental, competir no está en la agenda, a pesar de que los competidores son reconocidos como tal.
En este corto video de menos de 4 minutos (episodio 22 de la serie de Organizaciones Espirituales), te explico por qué te invito a renunciar a la competencia, te propongo una alternativa mucho más potente y que tal vez te lleve más rápido y de forma sostenible a ser el número 1 del mercado, y te explico cuál es el valor que podemos obtener de nuestros competidores.
Es probable que te parezca un tema muy polémico e incluso que estés fuertemente en desacuerdo. Por eso me gustaría saber qué opinas sobre esta propuesta. En qué parte estás de acuerdo? En qué parte en desacuerdo?
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