Muchas veces entendemos la firmeza como una característica de las personas insensibles, duras y que no se compadecen de los demás. Lejos de esto, la firmeza es una cualidad del amor y, por lo tanto, de los buenos líderes.
De la misma forma, un buen líder permite que las personas cometan errores, pues reconoce que el proceso de aprendizaje tiene implícito este tipo de resultado y que, a través del error, ganamos los más grandes aprendizajes. Por esta misma razón, el líder permite que su gente asuma las consecuencias de sus errores y, por nada del mundo se hace cargo de estas.
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