La Firmeza como acto de Amor
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Muchas veces entendemos la firmeza como una característica de las personas insensibles, duras y que no se compadecen de los demás. Lejos de esto, la firmeza es una cualidad del amor y, por lo tanto, de los buenos líderes.
Una de las funciones principales de un líder es apoyar a su gente para que alcancen su máximo potencial y que vivan desde una posición empoderada, haciéndose cargo de sus vidas en todos sus frentes. Para esto, los buenos líderes crean espacios para que las personas desarrollen y pongan en práctica sus fortalezas, los foguean con situaciones retadoras y desafiantes que, al sacarlas adelante, generan un alto nivel de satisfacción y aumentan la autoestima, lo que los anima a “pedir” más retos y a disfrutar el proceso de crecimiento y el trabajo en sí.
De la misma forma, un buen líder permite que las personas cometan errores, pues reconoce que el proceso de aprendizaje tiene implícito este tipo de resultado y que, a través del error, ganamos los más grandes aprendizajes. Por esta misma razón, el líder permite que su gente asuma las consecuencias de sus errores y, por nada del mundo se hace cargo de estas.
Aquí es donde entra la firmeza y la claridad de por qué esta es un acto de amor.
Imagina que en tu trabajo te han asignado un proyecto que tienes que ejecutar. En el desarrollo del proyecto tomas unas decisiones que afectan negativamente el resultado del proyecto. Tu jefe se entera y, como tiene más experiencia que tú, encuentra la forma de arreglar el problema para que el proyecto no se afecte y tú sigas adelante; además, tal vez crea que no eres capaz de arreglar el problema. El proyecto termina con éxito y tu jefe es reconocido por su buen trabajo. Tú te sientes bien porque tu jefe es “buena gente” y porque siempre se hace cargo de tus errores. No aprendes, no creces, sigues siempre trabajando con la costumbre de que los jefes son para ayudarte a resolver tus equivocaciones.
Imagina ahora que, ante la misma situación, tu jefe se entera y te recuerda que la responsabilidad es tuya y te apoya anímicamente para que encuentres una solución que permita que el proyecto se complete con éxito. Te sientes mal por haber tomado esa decisión equivocada, pero, apoyado por la confianza que tu jefe tiene en ti, evalúas alternativas que te permitan corregir el error. Después de un trabajo arduo y de horas extras, encuentras una solución que permite que el proyecto finalice con éxito. Al hacer el balance, reconoces cuál fue el error que cometiste, aprendes para no volverlo a cometer y te sientes satisfecho por tu capacidad de asumir tu error y para corregirlo. Aprendiste, creciste profesionalmente y como persona y aumentaste tu autoestima y autoconfianza para hacerte cargo de tus acciones en todos los frentes de tu vida.
En este segundo ejemplo, tu jefe mostró firmeza al recordarte que la responsabilidad es tuya, te permitió asumir las consecuencias de tu error y te animó para que encontraras una solución, al tiempo que mostró comprensión ante el error como algo normal y confianza en tus capacidades. Tu jefe mostró, a través de la firmeza, amor por ti y compromiso con tu desarrollo y crecimiento.
Esta cualidad, la firmeza, no solo es fundamental en los líderes en las organizaciones de hoy, donde es necesario aprender y adaptarse rápidamente, sino también en nuestra labor como padres y guías de nuestros hijos. Permitir que nuestros hijos asuman los resultados de sus acciones, sin hacerles la tarea, es ayudarlos a crecer viviendo empoderados, reconociendo que están propensos a cometer errores y con la confianza en sus capacidades para afrontarlos y resolverlos.
La vida es amorosa y firme con nosotros ante nuestras acciones, acertadas o erradas. Por eso es fundamental que, de forma individual, asumamos los resultados de nuestras acciones con confianza en nuestra capacidad para afrontarlos y agradeciendo la oportunidad de aprender y crecer. Como líderes o guías, nuestra tarea es aplicar la firmeza para permitir que todos asuman los resultados de sus acciones, aprendan y crezcan, ya que este será nuestro mayor regalo de amor.